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ATEN CAPITAL EN EL CONVERSATORIO ACERCA DEL TRABAJO «GOLONDRINA»

El martes 11 de junio, se realizó en el salón azul de la Biblioteca de la Universidad Nacional del Comahue, la muestra fotográfica y conversatorio: «¿Cómo desaparecer a una golondrina?»
Desde la Secretaría de Extensión de la FAHU, en coordinación con la APDH y con auspicio de aten Capital, se llevó adelante la actividad que problematizó el trabajo golondrina -referido a los y las trabajadores migrantes de la cosecha de la fruta- y la desaparición y asesinato de Daniel Solano.
La iniciativa se desarrolló en el marco del proyecto de extensión “Vulneración de derechos y violencia institucional en el trabajo rural golondrina” integrado por estudiantes de distintas carreras de la UNCo y docentes, que abordarán de manera interdisciplinar la muerte del trabajador frutícola oriundo de Salta, de la comunidad guaraní Misión Cherenta.
La Dra. Mónica Bendini disertó con impecable claridad acerca de la realidad social de lxs trabajadorxs de la fruta a quiénes definió como “los sectores más vulnerables del campo” inmersos en un contexto inocultable de precariedad laboral y vulnerabilidad social. Se refirió a ellos en su mayoría como varones, jóvenes y con bajos niveles educativos. En los mundos migratorios que construyen los pobres del campo, se encuentra la movilidad territorial ligada a una fuerte incertidumbre laboral, ligada a la informalidad del vínculo contractual y la desprotección laboral. Las prácticas y proyectos migratorios están unidos a la cultura del despojo. Los “tiempos de ausencias” por los que transitan los trabajadores golondrina involucra el aislamiento geográfico y el aislamiento social. Su exposición finalizaba con la inquietante afirmación de que la desaparición de los trabajadores golondrina se enmarca en un mito o leyenda denominado “El Familia” que da cuenta de la reiteración de la fatalidad del destino de quienes tienen algo para reclamar. Daniel Solano es la punta del Iceberg de una problemática que padece el sector.
La actividad continuó con la exposición de Gustavo Figueroa, fotógrafo que hizo la cobertura del juicio a los policías acusados del asesinato de Daniel Solano. Su compromiso con la causa tiene estrecha vinculación con la necesidad de sentar un precedente con otras desapariciones y asesinatos de la región, como es el caso de Carlos Painevil, taxista desaparecido en el año 2012 en las inmediaciones del puente carretero entre Cipolletti y Neuquén y la desaparición del joven universitario Sergio Avalos en Neuquén en el año 2003 en un reconocido boliche bailable “Las Palmas”. Para Figueroa las desapariciones tienen que inscribirse en una perspectiva decolonial que involucre la condición de clase y pero que fuertemente interpele la cuestión de la de identidad. ¿Quiénes son las mejores víctimas para un territorio expropiado? El fotógrafo proponía una primera inquietud: ¿Dónde empieza el historial de las desapariciones? Su rastreo genealógico proponía que la campaña expedicionaria de 1879 marcaba un mojón histórico: la inauguración de los campos de concentración para los pueblos originarios. Interpelaba, ¿Dónde empieza el despojo territorial con el que cargan en la actualidad los trabajadores golondrinas? ¿Por qué migran los trabajadores? En la defensa de los Derechos Humanos es necesario reconocer los derechos de los pueblos pre-existentes, ésta ramificación histórica permitiría hacer un abordaje más integral de un contexto que establece históricamente redes de complicidad estatal y no estatal, que encubren y promueven la estigmatización de los sujetos que se constituyen en buenas y malas víctimas.