El día de ayer -3 de junio- seguramente marcó un hito fundamental en la historia de las movilizaciones populares. En todo el país fuimos miles, decenas de miles. Millones. La consigna fue clara y descarnada: Ni una menos. Fue clara en la contundencia y la capacidad de movilizar a una sociedad que decidió por un momento olvidar algunas diferencias y fue descarnada porque surgió del grito en defensa del derecho a la vida. Porque esa violencia criminal que cada treinta horas arrebata la vida de una mujer es producto de una sociedad que es regida por una lógica que confisca las libertades de las mujeres, que propicia el maltrato físico y el acoso permanente.
En la ciudad de Neuquén fuimos miles también. La marcha será recordada acaso por ser uno de los hechos de mayor masividad en la historia de la provincia, de una provincia que sabe de expresiones masivas y que también sabe de arrebatos. Aten marchó, -en conjunto con toda la comunidad educativa- como marchó siempre. Masivamente gritamos ¡Ni una menos! Y en nuestro grito estaban los nombres que nos fueron arrebatados y por los que siempre gritaremos. La consigna “ni una menos” y la denuncia permanente contra la violencia contra la mujer será, como siempre, el grito histórico de este sindicato.
