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Darío y Maxi: ¡presentes!

 

 

 

chelo candia Carlos, Darío y Maxi

 

El 26 de Junio de 2002, en el marco de una protesta legítima de trabajadores desocupados que realizaban un corte sobre el Puente Pueyrredón, la policía asesinó de manera brutal a Máximo Kosteky y a Darío Santillán. Luego de la crisis de 2001, la Argentina era gobernada casi de facto por Eduardo Duhalde. Los verdugos que arrebataron la vida de Darío y Maxi, por la presión de la lucha popular fueron juzgados. Pero como en todas las causas en las que el pueblo vierte su sangra, esa justicia tuvo –y tiene- el sabor amargo de lo insuficiente.  Duhalde está libre y siguió durante estos 12 años organizando conspiraciones. Si bien los encubridores de los asesinos dentro de la estructura de la policía recibieron  condenas –leves en muchos casos- los encubridores de siempre esos que osaron deslindar responsabilidades desde las tapas de los diarios, siguen impunes. Son aquellos que dijeron “La crisis causó dos muertos”. Descaro. Mentira. Un título que delega las responsabilidades a una entidad abstracta. Habría que preguntarse quién causo la crisis, por ejemplo. O cómo se profundizo durante la presidencia ilegítima de Duhalde. O si siguiéramos el razonamiento de este título podríamos decir que las víctimas del hambre, del desamparo, los enfermos abandonados en hospitales sin presupuesto, son también víctimas de la crisis. Seamos claros: a Darío y a Maxi los mató la cana, por orden directa de los responsables de la crisis, como en Corrientes, como en Tartagal, como a Teresa Rodríguez, como a Pocho Lepratti, como a los treinta y pico que se cargó la policía el 19 y 20 de Diciembre de 2001 por orden de De La Rúa, como a Carlos Fuentealba en Arroyito.