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ATENción – Septiembre 2015

Compartimos el número 7 de nuestro boletín ATENción, para descargar, leer, debatir y difundir.

Editorial:

En las últimas declaraciones a la prensa, el futuro ex gobernador Jorge Sapag, ha eludido cualquier posibilidad de otorgar un nuevo aumento salarial al conjunto de los trabajadores estatales de la provincia. Entre las llamativas declaraciones de Sapag, hemos escuchado, visto y leído en los medios de prensa las siguientes afirmaciones: “es fácil hablar cuando se está en campaña electoral” o “no solo la masa salarial explica el déficit”. Como afirma la tan conocida sentencia popular, el pez por la boca muere. Y Sapag no es ajeno a esta realidad, puesto que termina por reconocer la situación caótica que buscó esconder con promesas de abundancia hasta el último momento. Pero esta vez, no es así. Nada más cierto: es fácil hablar cuando se está en campaña electoral. Sobre esto, tanto Sapag como su sucesor, Gutiérrez, saben de sobra. No solo hablan. Prometen quimeras; gastan millones de pesos de las arcas de la provincia en sostener el “voto seguro”, que no es otra cosa que el mantenimiento de la red clientelar con la que gobiernan hace casi seis décadas. Esta erogación escandalosa de recursos es lo que explica, al menos en parte, la segunda afirmación: no es sólo la masa salarial la que explica el déficit. La otra parte es explicada  por otras razones.

La falta de previsión producto de la proyección respecto al precio del petróleo es la excusa principal esgrimida por el gobierno como causa de los números rojos en las cuentas provinciales. Los docentes no somos ingenuos: sabemos cuál es la fuente de ingresos de la provincia. Pero también sabemos de números rojos por experiencia propia. Sabemos que cada conquista en materia salarial no es  producto de la buena voluntad del gobierno, sino de la convicción y firmeza que hemos tenido en cada uno de nuestros procesos de lucha. Porque sabemos que si por ellos fuera no hay precio del petróleo que valga para oír nuestras demandas y cada conquista que obtenemos, la obtenemos con la lucha y no mirando las tablas de cotizaciones bursátiles. Hoy, con el barril a 44 dólares en el mercado internacional, el déficit de vivienda para los trabajadores, la situación de abandono en la que se encuentran muchas escuelas, la difícil vida de postergación y desamparo en la que viven nuestras alumnas y alumnos en las barriadas más humildes es igual a cuando el barril cotizaba a 150 dólares.  Esta situación no es producto del azar. Casi parafraseando a un catalán, no hay que confundir costo con precio.

Con la caída del precio del petróleo surge una dolorosa paradoja: nunca fue más costoso el petróleo.  Es así que de la misma manera que no somos beneficiados por la bonanza, si  somos alcanzados por la debacle. Es ése el verdadero costo que debemos sufrir para mantener barato el petróleo. Las playas del mundo se llenan de cuerpos de desesperados que escapan de la guerra en sus países que tienen petróleo; Europa -la gran saqueadora de recursos durante más de cinco siglos- vuelve a su oscura tradición xenófoba y busca amurallarse para expulsar a los desesperados que ella misma ha generado; la ambición por el petróleo barato pone en riesgo recursos valiosísimos como el agua para exprimir hasta la última gota de la tierra, en Irán, en Siria, en Neuquén, la tierra de la Vaca cada vez más muerta.

Ante este contexto es necesario redoblar los esfuerzos para lograr una respuesta a nuestros reclamos de aumento salarial por parte del gobierno.

Atención 7