Ayer, 4 de agosto, día en el que se cumplieron los cuarenta años del asesinato del Obispo Enrique Angelelli salimos una vez más a la calle. Salimos a hacer ruido, porque no habremos de callarnos ante el atropello. Hicimos ruido contra el ajuste, contra el tarifazo. A la ignominia de las medidas tomadas por el gobierno de Macri se nos sumó una nueva rabia. Este gobierno se atrevió a meterse con quien nunca dejaremos que se meta: con nuestras Madres. Le advertimos a Macri y a sus complices –porque a esta altura ya son una banda delictiva que opera desde el los poderes del Estado; que cuenta con jueces adictos que están dispuestos a hacer caer la venda de la justicia para ponerla a mirar con su ojo derecho, para hacer caer el filo de su espada sobre nosotros; para inclinar el fiel de la balanza siempre para el lado de los amigos-: con las Madres no. La Argentina de hoy es más pobre –en todo sentido- que la de apenas unos meses.  Pero Macri, junto a Gutiérrez y Quiroga –sus lacayos locales, que se pelean para ver quien se sienta a la derecha del amo- debe tomar nota de la voluntad de organización de este pueblo.

Ph. Daniel Dell’Ali

Ph. Oscar Virginillo