Discurso
Encontrar las palabras que enlacen diecisiete años después con el presente de tu nombre, Silvia, no es tarea sencilla. Parecería fácil, pero no lo es. Escribirte las palabras que quisiéramos decirte cuando ya no estás para escucharlas, para hacer tu propia reflexión y que compartas tu síntesis con nosotros, es, por lo menos, complicado para el nudo que se cierne en nuestras gargantas.
Intereses mezquinos rompieron tus sueños, los propios, los personales y los que compartías con todos nosotros. Los tuyos, los nuestros, siguen siendo los mismos tras diecisiete años.
Cuando hablamos para ti, hablamos para todos nosotros, no solo para recordarte como una trabajadora comprometida con tu tarea, sino también como una compañera de lucha que llevó sus convicciones como bandera contra todas las formas de la injusticia.
Hoy es un día de lucha. Un día donde nos comprometemos con alcanzar tus sueños, que también son los nuestros, Silvia.
Hablamos para todos nosotros y nos decimos que seguimos tu compromiso, que la sangre que corrió por tus arterias nutre los cimientos, los pasillos, las aulas y el patio de esta escuela. Pero sobre todo nutre nuestro espíritu de lucha en cada año, en cada ciclo lectivo, en las aulas, en las calles y las rutas para enfrentar todo atropello cometido contra nosotros, los trabajadores, sus hijos e hijas, y sus familias.
Hoy eres la bandera que alzamos contra las peores condiciones laborales a las que somos sometidos como trabajadores de la tiza y el patio: como dar clases en escuelas donde se está construyendo sin ninguna protección o sin las condiciones necesarias para que nuestros estudiantes estén cómodos con un refrigerio que nutra su desarrollo, la mayoría de los trabajadores de la educación, maestras y auxiliares, con dos trabajos, o a veces tres, para poder llegar a fin de mes con el pan en la mesa, como así también les sucede, lo sabemos, a los padres y madres de nuestros estudiantes.
Hoy flameas con nosotros en cada marcha en defensa de la educación pública. Hoy nos comprometemos como vos lo hiciste en luchar para que nuestros estudiantes tengan lo mejor de nosotros cada día en tú escuela y en todas las escuelas.
En estos diecisiete años la realidad que vivimos no está separada de la que viviste y confrontaste para transformarla.
Hace veinte años maestras, profesores, estudiantes, con sus familias y vecinos eran violentamente reprimidos en el puente Neuquén-Cipolletti porque no estuvimos, ni estamos, dispuestos a aceptar leyes de educación que rematen la escuela pública en favor de las escuelas privadas y sus negociados. Hoy con nuevos maquillajes y viejos discursos quieren seguir beneficiando a sus amigos poniendo precio al conocimiento para que unos pocos tengan acceso a él, mientras a la gran mayoría la cubren con la oscuridad de la ignorancia. Más adelante, ese mismo año, un doce de abril, camiones hidrantes, gases y balas reprimieron en Cutral-co.
Hace diez años el estado usó, otra vez, la fuerza a mansalva para evitar que los reclamos de los trabajadores de la educación por salarios dignos y condiciones laborales justas se interpongan con las ganancias inmobiliarias, hoteleras y petroleras. Los siempre grandes y publicitados inversionistas que gestan el avance de la desigualdad, y sus gobernantes, no dudaron en reprimir a maestras y profesores para garantizar que no haya protesta frente a esa injusticia que solo promueve más pobreza. Era un cuatro de abril de 2007.
En esta semana sin que les de vergüenza reprimen jóvenes sin techo mientras por decreto entregan tierras en San Martín de los Andes para que destruyan el bosque y construyan viviendas de alta clase.
El presente parece que no ha cambiado mucho, Silvia, porque como aquel día es presente de lucha. Como vos lo hiciste, tus compañeros seguimos luchando, seguimos enfrentando los gobiernos, sus jueces, sus diputados que siguen acumulando ganancias sin importarles nuestras vidas. Nos organizamos, nos juntamos con nuestros vecinos, nos preparamos para protestar y exigir respuestas a nuestras demandas y decimos basta de represión. Y vos estás aquí, con nosotros. Luchando.
Hoy, con vos, aquí en el pecho, sosteniendo nuestro ánimo de enfrentar todas las injusticias, continuamos tras tu sueño, que es el de todos: un mundo mejor que merezca ser vivido, sin diferencias ni desigualdades.
Hoy, con vos, defendemos la educación pública, libre, gratuita, laica.
Hoy, con vos, enfrentamos la impunidad de los poderosos, pedimos justicia, decimos ni olvido, ni perdón, ni reconciliación.
Hoy, con vos, pedimos castigo.
Hoy, con Teresa Rodriguez y con Carlos Fuentealba decimos…
Silvia Roggetti, PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE!